Amalgamas Dentales Causantes de Enfermedades y Contaminación Para las Personas y el Medio Ambiente. II


El mercurio llega al cuerpo a través de los siguientes cuatro caminos:

1. Desde la cavidad bucal y nasal llegan vapores de mercurio a la circulación sanguínea y a través de los nervios directamente al cerebro.

2. Los vapores se ingieren parcialmente por el pulmón a través de las vías respiratorias. Así pasan también a la circulación sanguínea, dónde se transforma una parte del vapor de mercurio: oxida a iones de mercurio. Una forma del mercurio aún más tóxico que el vapor. Puesto que órganos como el hígado, la bilis el corazón y el riñón trabajan como un filtro sanguíneo, es aquí donde se almacena principalmente el metal tóxico.

3. Cuando masticamos se desprenden partículas de amalgama en su forma metálica todavía inocua y se las traga. La flora intestinal natural transforma estas partículas y el vapor de mercurio en la forma más peligrosa del metal: mercurio metílico. Este proceso se llama metilación. Numerosos experimentos y estudios confirman este proceso. Aún así es desmentido por muchos dentistas y odontólogos.

Desde el intestino pasa el mercurio metílico a la circulación sanguínea y finalmente a los órganos.

4. El metal se difunde a través de las encías, las raíces dentales y la mandíbula hasta el sistema nervioso central y al cerebro.

Al principio el cuerpo intenta aún acabar con el mercurio, si sus anticuerpos no están ya destruidos por otros tóxicos ambientales. Numerosos estudios confirman que el mercurio perjudica y bloquea determinadas hormonas, receptores y enzimas. Así se perturba principalmente el metabolismo en el cerebro, los nervios, las proteínas, grasas, hidratos de carbono y vitaminas. Esto se refleja en múltiples enfermedades que el "médico clásico" normalmente no se puede explicar, pues en la formación de los médicos las intoxicaciones apenas tienen importancia.

El mercurio también ataca al sistema inmunitario, así que hongos (p.ej. candida), virus y bacterias pueden extenderse muy fácilmente. La consecuencia: aún más enfermedades. Puesto que el mecanismo natural de desintoxicación está paralizado no se pueden excretar otras sustancias nocivas de nuestro entorno que absorbemos involuntariamente cada día (barniz de madera, formaldehido, plomo, cadmio) y se almacenan en el cuerpo.

Se describen los siguientes síntomas principales de la intoxicación de mercurio: Poca vitalidad, irritabilidad, dolor de cabeza, mareos, temblores, molestias intestinales, pérdida de memoria, insomnio, debilidad muscular, dolores de espalda, de mandíbula, paradontosis, alergias, nerviosismo, depresión, perturbaciones de coordinación, parálisis, perturbaciones de vista y de oído, defensas bajas frente a infecciones, arritmia, anemia.

Síntomas de enfermedades que hoy en día siguen siendo interpretados como psicosomáticos.

Estudios de terapia demuestran, que después de la eliminación de la amalgama y posterior desintoxicación las enfermedades mejoran en la mayoría de los casos drásticamente o incluso desaparecen.

Aparentemente, la amalgama también está entre los factores que causan las alergias. Un nuevo estudio del instituto de medicina naturalista en Marburg demuestra en 332 jóvenes un aumento notable de alergias (erupciones, acné, alergia alimentaria, bronquitis crónica) y otras enfermedades crónicas en concordancia con el aumento de empastes de amalgama.

Entre la colocación del empaste de amalgama y la intoxicación pasan frecuentemente muchos años. Hay gente que les afecta más y otros menos. Y a algunos parece ser que no les afecta nada. Esto depende principalmente de la buena función del sistema inmunitario, del mecanismo de desintoxicación, de la forma de vida, alimentación y contaminación del ambiente.

La mayoría de la gente sufre tarde o temprano un desequilibrio a consecuencia de las cantidades continuas de mercurio. Se sienten cansados y agotados y de vez en cuando tienen dolor de cabeza. Pero se acostumbra a eso y a lo mejor se culpa a la edad. Cada vez más falla la memoria. El médico de cabecera diagnosticará algún día una enfermedad del hígado o de la bilis — el tratamiento sólo se hace de forma sintomática. De pronto aparecen alergias o dolores en las articulaciones. ¿Y quién se imagina que la culpa la pueden tener los dientes?

Se debe sospechar una intoxicación prácticamente en todos los pacientes que son resistentes a los tratamientos de los médicos. Ni siquiera hace falta que lleven empastes ellos mismos. A lo mejor tienen una intoxicación por los empastes de la madre o los dientes fueron saneados hace algunos años pero el mercurio se encuentra todavía en el cuerpo.

El primer paso después de la prueba de intoxicación es eliminar el mercurio de la boca.

Se han desarrollado protocolos detallados sobre el proceso de remoción para así proteger al paciente, dentista y el personal de lo que hubiese sido una sola exposición alta al mercurio. El protocolo incluye goma dique, sistemas especiales para la evacuación sobre el diente, cortar en lugar de taladrar la obturación, limpiando el área con agua, protegiendo, usando artículos con aire ricos en oxígeno, filtros y generadores de iones negativos. También se utilizan terapias adjuntas como el uso de agentes quelantes para reducir la carga del mercurio corporal, y el uso de soporte nutritivo, como el Zinc, vitamina C, antioxidantes y otros.

Una vez eliminados los empastes de amalgama empieza la desintoxicación. Esto es importante pues el mercurio se excreta lentamente de los órganos. Del cerebro se elimina la mitad después de 20 años, de la mandíbula después de 80 años.

La terapia de desintoxicación la debe realizar un médico experto y hay que confeccionarla de forma individual para cada paciente. Se debe comprobar regularmente si los medicamentos empleados aún son ideales para la excreción, para que no se tome algo que tiene efectos secundarios.

Las opiniones de los médicos respecto a los diversos métodos de desintoxicación no son iguales. Pero se ha demostrado que muchos caminos llegan al destino:

1. Las sustancias DMPS y DMSA que movilizan de forma rápida y eficaz el mercurio en el cuerpo, lo absorben y eliminan del cuerpo. Según el grado de intoxicación hay que repetir el tratamiento. Su inconveniente: No son libres de efectos secundarios y por eso muy discutidos entre los expertos.

2. Oligoelementos como el cinc y el selenio. Son partículas naturales del organismo y sirven entre otras cosas para la desintoxicación natural del cuerpo. Como son "consumidos" por los tóxicos hay que reestablecer el equilibrio. Esto se debe hacer bajo la supervisión de un médico experto.

3. Los homeópatas emplean adicionalmente unas sustancias que estimulan a la defensa corporal de eliminar los tóxicos de forma automática. Durante la terapia se debe evitar el consumo de café y alcohol al mermar estos la eficacia de los medicamentos homeopáticos.

4. El medicamento "CH-7" (Schiele & Heil) primero disuelve los metales en el cuerpo mediante minerales homeopáticamente diluidos y luego los absorbe para excretar los tóxicos. Este médicamente se encuentra a la venta desde hace poco tiempo.

5. En Suecia, principalmente, se emplea la proteína corporal glutatión para la desintoxicación. En Alemania este método es todavía bastante desconocido.

En cada desintoxicación a largo plazo se deben tratar también los órganos de desintoxicación (hígado, bilis, intestino, riñón) para su respaldo. Igual de importante es fortalecer el sistema inmunitario y defensivo. Esto se hace con vitaminas, minerales y enzimas. Pero no se puede tomar al azar, porque una sobredosis puede causar daños. Así que hay que seguir los consejos del médico. Una forma de vida sana y una alimentación correcta apoyan la convalecencia: alimentos de cultivo ecológico ("bio") para minimizar la contaminación de residuos, dieta cruda, a ser posible ni azúcar, ni café, ni alcohol. Poco estrés y mucho aire fresco son igualmente recomendables como sudar en la sauna o por hacer ejercicio.

La duración de la terapia varía. Puede durar pocas semanas o varios años, según el grado de la intoxicación. A veces, enfermedades sucesivas ralentizan la convalecencia como p.ej. hongos en el intestino. Estas enfermedades se deben tratar asimismo, porque pueden causar una serie de síntomas a su vez.

(…)

A la vista de lo expuesto (…), las amalgamas que contienen mercurio en su composición liberan de forma continua y por diferentes causas mercurio que pasa a la sangre y de aquí a los tejidos poniendo en marcha diversos mecanismos dirigidos a eliminar el metal del organismo, eliminación que no siempre se consigue, produciéndose el depósito del mercurio en diferentes órganos y tejido, provocando la aparición de muy diversos síntomas que, frecuentemente, se etiquetan como enfermedades de tipo psicosomático. (…) Si en condiciones óptimas las amalgamas liberan mercurio al organismo, la existencia de caries en alguna de las piezas con amalgamas pudiera explicar mejor el paso del metal al organismo”.

No obstante, en la coyuntura actual preocupan también los efectos del mercurio dental en la economía. La descontaminación de mercurio es costosísima (y nunca 100% efectiva), al igual que la desintoxicación de mercurio de los afectados y todos los gastos (en bajas laborales, menor rendimiento laboral y académico, incapacidades, gastos farmacéuticos y hospitalarios, etc.) derivados de los problemas de salud a los que las intoxicaciones crónicas por mercurio dan lugar. Por citar sólo lo más reciente sobre estos asuntos, decir que en un informe de la EEB (Oficina Europea para el Medio Ambiente) del 22.3.12, titulado "The real cost of dental mercury revealed" se pone de manifiesto que el coste total de las amalgamas es muy superior a los materiales alternativos. Ver: http://www.zeromercury.org/index.php?option=com_content&view=article&id=246:the-real-cost-of-dental-mercury-revealed-&catid=68:press-releases-2012  

Rematando por donde comenzamos, la sabiduría de las citas, quisiera echar mano de otras dos citas. Decía Arthur Schopenhauer que "Toda verdad pasa por tres fases. Primero, es ridiculizada. Luego, recibe una violenta oposición y, finalmente, es aceptada como evidente". Por su parte, Albert Einstein, aseguraba que "El mundo es un lugar peligroso, no por aquellos que hacen el mal, sino por aquellos que miran y no hacen nada". Al respecto de la primera, cuando el uso de mercurio en la Odontología esté erradicado totalmente, a nadie, evidentemente, se le ocurrirá decir que eran "seguras" las amalgamas dentales (al igual que ya no se dice que los termómetros y tensiómetros de mercurio lo sean, e ídem respecto a pilas, baterías, ordenadores y otros aparatos con mercurio, pinturas con mercurio, gotas oftálmicas con mercurio, la mercromina, el untaje con mercurio en las quillas de los barcos, etc.). Al respecto de la segunda cita, ni barrer para debajo de la alfombra, ni mirar para otro lado, ni directamente negarlos, soluciona los problemas. Los problemas hay que afrontarlos y, sobre eso, no cabe discusión.

Confiamos en que el actual gobierno español querrá velar por la salud, el medio ambiente y la economía de la mayoría y no por el enriquecimiento de unos pocos. El ser progresista no se demuestra con siglas o con populismo; se demuestra con hechos constatables. El mercurio no tiene umbral de seguridad (cualquier cantidad puede resultar tóxica para algunos individuos), es un poderoso inmunosupresor y corrosivo de todas las mucosas, y altera las dinámicas bioquímicas de la célula. Y, por otra parte, conviene insistir en que la contaminación creciente del medio ambiente por mercurio (y otros tóxicos -- por tanto, al actuar conjuntamente, implica efectos paradójicos, sean estos sinérgicos, antagónicos o simplemente sumativos) acaba repercutiendo en la salud de las personas y en la salud de las arcas sanitarias.

España debe dar un paso al frente ya (incluso antes de la firma del Tratado Internacional sobre Mercurio) y no ser menos que Suecia, Noruega o Dinamarca, que ya lo han dado por completo al prohibir el uso de mercurio en las bocas de sus ciudadanos y tomar las medidas necesarias (instando a las autoridades sanitarias de las CCAA) para que los afectados por mercurio dental (y otras intoxicaciones crónicas por mercurio) reciban adecuados tratamientos de desintoxicación mercurial donde los haya.

Usted, la Ministra de Sanidad, el Presidente y Vicepresidenta del gobierno, me/nos tienen a su disposición.

Como afectado por mercurio dental, como presidente de MERCURIADOS y como vicepresidente primero de la World Alliance for Mercury-Free Dentistry, les doy/damos las gracias por su atención en este evitable asunto (sanitario, medioambiental, sociolaboral, económico...), al tiempo que, también globalmente, les deseamos éxitos en su gestión al frente de este magnífico país.

Si consideran que sería además positivo perfilar estos asuntos en persona, nosotros estaríamos encantados, y muy agradecidos, si nos concediesen cita cuanto antes.

Saludos y salud.

Servando Pérez Domínguez
(DNI: 35.458.512-X)
Dirección MERCURIADOS:
Home Santo, 10 - Bajo
15703 Santiago de Compostela
(Coruña)


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