¿Quién Corroe El Proceso Revolucionario?

Por:Ramón Fernández.

Si hacemos un seguimiento de las noticias en los diferentes medios de comunicación escritos, radiales y de la red, nos daremos cuenta de que algo está pasando que no cuadra con el discurso de construcción socialista, las decisiones del Ministerio del Trabajo en contra de los miles de trabajadores y trabajadoras que reclaman sus derechos, donde el más emblemático es el de la decisión tomada en contra de los compañeros de la Mitsubishi, son decisiones que sin lugar a dudas son conocidas por el presidente, esto es sumamente preocupante porque este tipo de decisiones también se práctica en las empresas nacionalizadas, las violaciones de los derechos laborales, la violación de las condiciones de seguridad y salud engloban la arremetida contra la clase trabajadora por parte de los empresarios privados y de los que dirigen las empresas e instituciones del Estado.

Esto, como es obvio sirve para que los reformistas de izquierda y por supuesto los de derecha pesquen en río revuelto, los reformistas de izquierda con el fin de manipular las justas luchas de la clase trabajadora y los de derecha con el fin de desacreditar la lucha por la construcción del socialismo.

Si usted escucha a cualquier “camarada” vice ministro, ministro, presidente de algún instituto del gobierno, alcalde, gobernador y alguno que otro enlace del PSUV con las comunidades o a cualquier “dirigente” reconocido del PSUV como Jesús Farías, Mario Silva, Diosdado Cabello, entre otros, pensará que son lo máximo, pero parafraseando al Che en realidad son discurseros de tarima. En el caso de Jesús Farías, en su corto paseo por el vice ministerio de Seguridad Social del Ministerio del Trabajo no hizo más que cualquier burócrata de antes y después de él, además de colocar en las agencias de empleo “cuadros políticos”, la mayoría provenientes del PCV y que hoy aún quedan algunos, paralizando con esto tan fundamental herramienta de este ministerio. Mario Silva, hombre simpático que defiende a Chávez y al proceso a capa y espada pero que en su programa no denuncia los casos de los burócratas del Estado que violan a diestra y siniestra los derechos de los trabajadores en las distintas empresas e instituciones del Estado. Diosdado, bueno, que podemos decir, ratifica a Natasha Castillo en la junta de transición de Cemex, cuando es sabido a todas luces la calidad de “revolucionaria” que es.

Pero necesario es hablar del nuevo Vice Ministro de Seguridad Social y presidente del Inpsasel, Néstor Ovalles, sin complicar las cosas hablando de Elio Colmenares y María Cristina, este Néstor Ovalles es un hombre gris y totalmente desconocido en la base de los trabajadores y trabajadoras del Inpsasel a nivel general que tiene el instituto, el cual está literalmente paralizado por las supuestas anomalías encontradas, estas investigaciones de anomalías, que son validas no es excusa para paralizar este instituto, pero lejos de esto, ninguno de los antes mencionados hace o realiza una gestión de la mano con la clase trabajadora, este exacerbado burocratismo combinado con la falta de organización y unidad de la clase trabajadora forman la perfecta combinación para empezar a ver lo que está sucediendo con el proceso revolucionario.

No podemos negar que en el discurso el comandante Chávez ha avanzado de manera sustancial, pero los discursos no hacen revolución y menos declarándose marxista y haciendo en la práctica todo lo contrario, esto más la clase de “revolucionarios” del que se hace rodear es precisamente un elemento clave para de deterioro del proceso.

Mucho se dice de los avances del proceso revolucionario en materia de beneficios para las grandes mayorías, estos avances son innegables, pero debemos tener claro que solo se trata de reformas dentro del marco del sistema capitalista, todo lo malo que sucede, es culpa de Chávez, esto lejos de no ser cierto es lo que la oposición cacarea, las cosas “malas” que suceden no son culpa del comandante, aunque de manera indirecta tiene mucho que ver ya que maneja el Estado como si se tratara del juego el zorro y la gallina, parece que no existieran mas “cuadros” políticos en el país, esto es reflejo de la no gestión de la mano con la clase trabajadora, que fundamentalmente practican los miembros de su gabinete.

Muchos camaradas, revolucionarios honestos caen en el juego de “justificar” lo que sucede, una cosa son las condiciones que se generan producto del proceso en sí y otra es lo que ocurre producto de la falta de voluntad política de sus “dirigentes”, fíjense que hablamos de “voluntad política” y no de principios revolucionarios marxistas – leninistas sin caer en el dogmatismo, en ese sentido lo que predomina en estos “dirigentes” del proceso es el oportunismo más abyecto escudado en un discurso de izquierda.

La experiencia de las formaciones burocráticas y el fortalecimiento de las ya existentes, como en el caso venezolano indican que la vitalidad o deterioro de un proyecto socialista depende del grado de intervención popular y de la construcción u ocaso de una democracia genuina. La fuerza de una revolución radica en la capacidad para explicitar sus dificultades y propiciar su resolución a través de la intervención de la población y a través de sus organizaciones.

Lo que sepultó al socialismo real fue la hostilidad de la población, que se afianzó junto a la desaparición de toda participación ciudadana en la vida política. A partir de allí se abrió un abismo entre el discurso y la realidad, ya que los “servidores públicos” hablaban en nombre de una población que rechazaba el régimen de manera explícita o silenciosa.

La conclusión de lo ocurrido es simple y categórica: sin una democracia popular y genuina no es posible avanzar en la construcción del socialismo, Hay que discutir las modalidades de esa forma política, pero ya no cabe cuestionar su necesidad o disfrazar su ausencia. La democracia es sencillamente imprescindible, para rectificar colectivamente y sobre la marcha los errores de un proceso revolucionario. Se ha probado que cualquier crítica o autocrítica, giro o revisión instrumentados desde arriba resultan inútiles para superar estas dificultades.

Esto de alguna manera está ocurriendo en nuestro país, tenemos organizaciones a granel pero dispersas, es decir, no se encuentran y la gran mayoría de estas organizaciones son manejadas por la nefasta metodología estalinista, la ausencia de una unidad en estos movimientos es escenario para que los oportunistas hagan de las suyas, desde el Estado y en el seno de las mismas.

La desmoralización, la apatía, la decepción están cobrando fuerza en muchos camaradas, es difícil dicen, reclamar nuestros derechos cuando nos acusan de opositores, escualidos o contrarrevolucionarios, apoyamos el proceso pero queremos participar, por un lado nuestra debilidad organizativa no nos ayuda y el desconocimiento por parte de la dirigencia institucional, de nuestras denuncias, nuestras propuestas y en definitiva nuestra participación no son escuchadas y en muchos casos saboteada.

Estos hechos no solo estancan el proceso sino que permite que se retroceda en los pocos avances que se han logrado.

Insistimos, la única manera de lograr la construcción del socialismo es con la participación del pueblo organizado y la creación de herramientas políticas que apunten hacia ese objetivo, no debemos hacer lo que hace el vice ministro de seguridad social que pone en manos de unos “expertos” la revisión de un plan de formación creado por los colectivos, estos “expertos” desconocen la realidad de la clase trabajadora y lo peor del asunto es que no les interesa esta realidad ya que ni siquiera interactúan con esta.

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