TEORÍA Y PRÁCTICA UN NEXO INDISOLUBLE




No se puede separar mecánicamente las cuestiones políticas de las cuestiones de organización”. (Lenin, Discurso de cierre del 11° Congreso del Partido Comunista de Rusia, citado por Lukacs en el prólogo de su ensayo “Notas metodológicas sobre las cuestiones de organización”, en “Historia y conciencia de clase”).

No hay mayor verdad que esta, El marxismo fue concebido como teoría metodológica transformadora de la realidad. Por esa razón, sus primeras grandes expresiones, Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, fueron, al mismo tiempo, indisolublemente, teóricos y dirigentes revolucionarios. Sus análisis y denuncias estaban comprometidos con captar el núcleo de lo real con sus contradicciones como motores de la realidad, para poder comprenderla en su dinámica y descifrar sus alternativas. Su trabajo teórico estaba intrínsecamente comprometido con proyectos de transformación concreta y radical de la realidad aplicando el método marxista y enriqueciéndolo en ambos sentidos.

Pero esto no solo lo aplicamos los que nos llamamos marxistas, sino que lo aplican todos y cada uno de los que se oponen al método marxista, desde los grandes teóricos del capital hasta los grandes teóricos de “izquierda”, desde el dirigente obrero que impulsa un sindicato hasta el más grande empresario.

La cuestión está en cómo lo aplicamos, en función de qué y dirigido a quién, es decir, se puede, como de hecho lo está haciendo la burocracia reformista, manipular el método y poner a las masas al servicio del Estado y de ellos mismos, manipular el discurso teórico y justificar la dirección elitesca para consolidar el método errado.

Hoy la teoría y práctica revolucionaria se divorciaron del método marxista que no solo se trata de combinar dialécticamente la teoría con la práctica, sino de que la teoría y la práctica se lleven a cabo, se desarrollen, se creen, se construyan en función del objetivo fundamental, colocar el destino de las grandes mayorías en manos de esa mayoría.

Inevitablemente el análisis y la denuncia pasaron a predominar sobre las propuestas, las alternativas. Hubo un desplazamiento de los temas, pero también un desplazamiento a favor de la teoría desvinculada de la práctica política. Práctica política sin teoría, teoría sin práctica, los dos problemas pasaron a pesar como un karma sobre el marxismo y la izquierda.

La práctica política de la izquierda tendió al realismo, al posibilismo, al abandono de la estrategia, mientras que la teoría marxista tendió al intelectualismo, las visiones especulativas, de simple denuncia, de polémicas ideológicas en torno a los principios.
Un buen activista de izquierda, sin ser un teórico prominente, puede aplicar el método teórico marxista, aún sin haber leído al respecto, obviamente la lectura de los clásicos lo ayudará a mejorar su actividad y su actividad lo ayudará a enriquecer la teoría, aunque no sea este, con su puño y letra el que lo haga.

En líneas generales esto no es lo que ocurre, la actividad refleja lo contrario del método teórico marxista y los discursos y análisis sobre la vigencia del método teórico marxista no se corresponden con la práctica.

No podemos hablar, o no debemos hablar de independencia de clase, cuando impulsamos una organización y la ponemos al servicio de la burocracia institucional o producto de nuestra debilidad nos supeditamos a esta, en ese sentido, el método que se aplica está impregnado del desconocimiento de las mayorías, aunque las acciones reflejen beneficios o mejoras para esas mayorías.

La creación de los grandes teóricos no solo se basó en el análisis de la realidad sino en su actividad sobre esta realidad concreta, es decir, su creación se fundamentó principalmente en la actividad, reflejo de esto lo dejaron Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Rosa, Gramsci, entre otros.
Ahora bien, no podemos hacer apología del método teórico marxista, lo que implica no ser dogmáticos, desde su creación el mundo ha cambiado, y por ser ciencia, este debe ser adaptado, enriquecido con las nuevas situaciones, sin abandonar el principio básico en la toma de decisiones.

El reformismo es la corriente surgida de los estratos superiores y privilegiados del proletariado, que refleja sus intereses. Especialmente en algunos países, la aristocracia y la burocracia obreras conforman una capa muy importante y poderosa, con una mentalidad que en la mayoría de los casos es pequeño-burguesa en virtud de sus condiciones de existencia y formas de pensar, pero deben adaptarse al proletariado sobre cuyas espaldas se encaramaron. Los más elevados de estos elementos llegan al poder y bienestar supremos por los canales del parlamentarismo burgués. (León Trotsky. Qué es el centrismo).

Es evidente que una súper ganancia tan gigantesca (ya que los capitalistas se apropian de ella, además de la que exprimen a los obreros de su “propio” país) permite corromper a los dirigentes obreros y a la capa superior de la aristocracia obrera. Los capitalistas de los países “avanzados” los corrompen, y lo hacen de mil maneras, directas e indirectas, abiertas y ocultas.

Esta capa de obreros aburguesados o de “aristocracia obrera”, completamente pequeño-burguesa en cuanto a su manera de vivir, por la cuantía de sus emolumentos y por toda su mentalidad, es el apoyo principal de la II Internacional, y, hoy día, el principal apoyo social, (no militar) de la burguesía. Pues éstos son los verdaderos agentes de la burguesía en el seno del movimiento obrero, los lugartenientes obreros de la clase capitalista, los verdaderos portadores del reformismo y del chovinismo. (Lenin, V. I., El Imperialismo, fase superior del capitalismo).

No vamos a llover sobre mojado, fue visto, dicho, explicado, combatido y hasta ahora no hemos logrado vencer este flagelo que representa una de las trabas fundamentales de todo proceso revolucionario que avance hacia el socialismo, es precisamente esta corriente la que manipula y tergiversa la teoría en función de la práctica y la práctica en función de la teoría, es decir, la divorcian, la separan, excluyen una de la otra y en consecuencia educan a las masas rumbo a la dependencia, a la subordinación, a la conciliación de clases.

La independencia de la clase es fundamental para el avance de nuestras luchas, eso ha quedado demostrado a través de la historia, de lo contrario ocurrirá lo que lamentablemente está ocurriendo en el proceso con el tan mencionado control obrero el cual no ha podido avanzar en ninguna empresa del Estado.

Hay muchas organizaciones que presumen de “independientes” y probablemente lo sean, pero sus acciones en cuanto al control de la empresa siguen subordinadas a los que la dirigen, que no son otros que los que coloca el gobierno, la participación permitida es solo aquella que no cuestione las decisiones o que sus propuestas graviten en el marco de la política del Estado o de la burocracia.

Hoy la creación de los Consejos de Trabajadores es un ejercicio válido, muy válido, pero en las instituciones donde los trabajadores y trabajadoras lo impulsan, este Consejo no debe ser crítico con la gestión de esa institución o de lo contrario será atacado por la burocracia acusándolo de guarimbero, contrarrevolucionario o de oposición, igual sucede con los sindicatos, los que se crean o los ya creados, en ese sentido, la teoría de la que presume la burocracia no es otra que aquella que no cuestione sus acciones verticales.

La derecha, como es habitual, es mucho más sensible a las potencialidades revolucionarias que muchos en la izquierda, que abandonaron el barco aterrorizados, y declararon que toda referencia a la Revolución de Octubre y a las disputas ideológicas vinculadas a ella eran obsoletas, volcándose a alternativas "nuevas y modernas", anticuadas ideas del reformismo senil.

Contra todas estas tendencias regresivas, existen ahora las condiciones necesarias y la urgente demanda de una revalidación crítica y una reapropiación creativa de la genuina y aún no superada contribución hecha por Lenin, Trotsky y los bolcheviques a la teoría y práctica de la revolución socialista.

Demostrado ha quedado a través de la historia que ante la organización independiente de la clase trabajadora, ante su movilización permanente no hay nada que se oponga, esta demolerá a su paso todo aquello que obstaculice sus luchas por la construcción del socialismo.
TURKI AL MAAZ
01/04/2012







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