El trabajo y su relación con la salud Parte 1.

“Dime en que trabajas y te diré de que padeces”
Por: Ronald Marrero.
Para iniciar éste post sobre la relación que tienen el trabajo y la salud, proceso que a nivel técnico las personas que estamos en el área llamamos “Relación Salud-Trabajo”, voy a retomar las Palabras del Dr. Francisco González ex presidente Del Instituto Nacional de Prevención Salud y Seguridad Laboral (INPSASEL) y Director del Posgrado de Salud Ocupacional de La Universidad Lisandro Alvarado (UCLA) quien dice al referirse a la salud de los trabajadores la siguiente frase: “No hay nada más político que la salud laboral”.
Y es muy lógica la razón de esta frase, ya que cuando un trabajador entiende lo que es la relación salud-trabajo los efectos que esta causa en su vida, también entiende los procesos de explotación que se generan en algunos puestos de trabajo y a su vez entiende y aprende en carne viva el concepto de plusvalía y plusvalor, y esto vivido desde su propia realidad y experiencia, es decir, en el día a día desde su puesto de trabajo. Ya que la relación salud-trabajo, está en todos los puestos de trabajo desde los cargos directivos, hasta puestos de obreros y de mantenimiento, por lo que nadie escapa de esta realidad.
Cuando nosotros realizamos un trabajo o una labor, pasamos por tres momentos teóricamente definidos por los investigadores del tema del trabajo y que son universalmente aceptados, pero que en la mayoría de los casos son desconocidos para el trabajador que realiza la tarea, siendo estos elementos los que componen la relación salud-trabajo.
Al primero lo llamamos el Momento Productivo; éste comienza desde el momento que salimos de nuestra casa al trabajo, hasta que retornamos a nuestro hogar. Pero es en este primer momento que denominamos productivo cuando el trabajador se enfrenta con perfiles de desgaste y proceso peligrosos al realizar el trabajo cotidiano, aunque muchas veces los trabajadores los desconocen.
¿Pero a qué se le llama perfiles de desgaste?, llamamos procesos peligrosos y perfiles o factores de desgaste a todos elementos con los que se enfrenta a diario el trabajador en su labor diaria y que este no identifica como riesgos, ya que es tan cotidiano y común para él que pasa desapercibido.
Estos factores de desgaste son producidos por el trabajo, para explicarnos mejor, pongamos un ejemplo, imaginemos el caso de un trabajador caraqueño, el primer perfil de desgaste con el que se enfrenta normalmente es el traslado de su casa a su lugar de trabajo, lo haga en metro, en el transporte público superficial y hasta en su propio vehículo, ya que el trabajador se enfrenta a la falta de transporte, grandes colas, hacinamiento en las pocas unidades de transporte, discusiones, empujones y paremos de contar las mil y una peripecias que normalmente pasamos para llegar al lugar de trabajo, siendo éste nuestro primer perfil de desgaste del día laboral.
Luego al llegar a la oficina en el caso de los empleados, o a la fábrica u obra en el caso de los obreros nos enfrentamos a los llamados procesos peligrosos, que muchas veces se nos hacen tan comunes y cotidianos que no los reconocemos como tales, como puede ser el mal uso de herramientas, mala supervisión, estrés en el trabajo, frio o calor en exceso, entre muchos otros, que afectan de manera directa la salud del trabajador sin que éste lo sepa en la mayoría de las ocasiones.
El médico Italiano Bernardino Ramazzini (1633-1714) considerado el padre de la medicina laboral en su obra: De Morbis Artificum Diatriba, de 1701, dice “Dime en que trabajas y te diré de que padeces”. Está realidad nace cuando Ramazzini estudia la relación salud-trabajo y el efecto en sus pacientes.
Es importante decir, que en ningún momento pretendo plantear que el trabajo o el trabajar sea malo, sino que hay que hacer el trabajo en las condiciones y en el medio ambiente adecuados para minimizar los perfiles de desgaste y los riesgos de accidentes y enfermedades laborales.
El proceso de trabajo y perfil de desgaste que mencionamos arriba, no lo hacemos por amor al arte, ni por masoquismo, sino que lo realizamos por un sueldo o salario, que es el segundo elemento o momento de la relación salud trabajo.
Cuando hablamos del hecho de que el segundo momento es el salario, lo hacemos porque el sueldo o el ganar el sustento para nosotros y nuestras familias es el resultado efectivo de nuestro trabajo, sin embargo el hecho de cobrar un sueldo en ocasiones y más en nuestra Venezuela actual, se convierte en un factor de desgaste, a qué nos referimos con esto.
En la mayoría de los casos el sueldo pagado al trabajador, no alcanza sino para cubrir las necesidades básicas del mismo y su familia, convirtiéndose ésto en una problema familiar, que obliga al trabajador a realizar horas extras, trabajos fuera del horario o los llamados “rebusques” en su tiempo libre, ocasionando esta práctica, situaciones que afectan al trabajador, como lo es el pasar menos tiempo con su familia, cansancio excesivo y estrés permanente, sumado a la presión psicológica del pago de cuentas, colegios, compra de ropa, comida y otras responsabilidades que nos son comunes y que pueden llevar al a cuadros depresivos que se puede reflejar luego en un accidente o enfermedad laboral.
El tercer momento de la relación salud-trabajo es aquel que se conoce como proceso reproductivo, que es el momento del cual la mayoría de los trabajadores adolecemos en la actualidad, ya que casi nunca es cumplido por la mayoría nosotros.
En este momento reproductivo, es cuando hablamos de la recuperación del desgaste de nosotros como trabajadores, y esto es sumamente importante dado que el cansancio ocasionado por el estrés laboral sólo es recuperable a través del esparcimiento y de actividades recreativas que alivien la tensión mental y emocional ya que del resto es muy poco probable recuperación física y psicológica del trabajador, profundizando así los procesos de desgaste de quienes día a día laboramos.
Estos son los elementos que conforman la relación salud-trabajo, los explicaré bien a través del siguiente ejemplo:
Imaginemos que una trabajadora de una empresa cualquiera se levanta a las 5 de la mañana con la intención de preparar el desayuno de los hijos y de la pareja. Se baña, acomoda y se alista para ir a trabajar. Sale, espera a que el transporte busque a los niños para ir al colegio, luego toma un carro por puesto para llegar a la estación del metro. Sin embargo, cuando se embarca en el transporte le toca irse de pie ya que viene lleno por la cantidad de gente que sale a laborar a esa hora.
Luego al llegar al metro hace una cola durante 10 minutos para comprar el ticket y baja al andén a esperar el tren. Una vez que el tren llega es empujada por la gente que trata de ingresar al vagón; hay tanta gente que la mujer no puede ingresar al vagón, así que tiene que esperar a que lleguen dos trenes más para poder montarse. En la espera ha sido empujada en varias ocasiones, y ahora que logra entrar para comenzar su traslado está tan apretada que comienza a sudar y para colmo, un hombre más alto que ella levanta el brazo para sostenerse y casi le pone la axila en la cara.
Luego en la primera estación donde se detiene el tren, un grupo de pasajeros que está por salir, la tropieza y casi la pone en la puerta del vagón. Antes que le dé tiempo de acomodarse viene entrando otra cantidad de gente y la empujan pero esta vez en dirección contraria, tal suplicio continúa hasta llegar a la estación a donde se dirige. Para el momento ya son las 7.45 am, así que tiene caminar rápido para llegar temprano a la oficina. Cuando por fin logra llegar, está sudada, estresada, casi de mal humor y aún no comienza su día de trabajo.
Una vez en la oficina la trabajadora se sienta en su escritorio y comienza a realizar el trabajo, la silla no es cómoda, lo que le provoca ciertos dolores en la espalda y los riñones, sumado a un gran cansancio. Ella no entiende el porqué se cansa tanto, sin embrago está obligada a continuar el trabajo ya que la empresa está a punto de cierre de mes y hay presión en la oficina.
Por otro lado, el aire acondicionado de la oficina está sumamente frío y además hay poca iluminación. Sumado a esto, las ventanas están cerradas y la señora de la limpieza está moviendo y trapeando las cajas del archivo muerto y otros papeles, ello provoca que se levante todo el polvo de las cajas, y esto sucede muy cerca de donde la trabajadora se encuentra, lo cual le produce alergia.
Se levanta y se dirige al baño, pero al regresar a su puesto, el supervisor se encuentra muy molesto ya que el trabajo no está listo aún. Las trabajadoras tratan de explicar que el tiempo de ejecución ha sido muy corto y que de hecho se había pedido el trabajo para el final de la tarde de ese día y no a media mañana.
Ya que nuestra trabajadora fue la única en defender sus derechos y exigir un buen trato, el supervisor le grita, se impone, le maltrata verbalmente alzando la voz, y le dice “que si no le gusta el trabajo que se vaya”.
Ella, piensa en los hijos, los gastos de la casa, los pagos que hay que hacer y decide bajar la cabeza, con todo el episodio, aunque el mismo le provoca un gran malestar indignación.
El proceso de presión continua durante todo el día. Al llegar la hora de retirarse, el supervisor informa que llegó un material inesperado y urgente y que por lo tanto deben quedarse todos a realizar horas extras para terminar el trabajo.
No importaron las explicaciones dada por los trabajadores, la orden es que todo el mundo se queda “y al que no le guste que se vaya y no regrese mañana”. Hay un nuevo altercado, el aire continúa frío, todos están tensos, de mal humor, el dolor de cabeza se hace presente. La trabajadora sale de la oficina a las 7.45 pm, llega a la casa cerca de la 9.30 a atender a los muchachos y hacer la cena, prepara la ropa del día siguiente y hace otras labores de hogar. Termina acostándose cerca de las 12 de la noche para parase a la misma hora y hacer la misma rutina al día siguiente.
Estas situaciones son muy comunes en nuestro día a día, pasan en la oficina donde estamos como empleados, en las obras de construcción donde somos obreros y en cualquier lugar de trabajo. Sólo cambian los nombres, los géneros y los tipos de labor que se ejercen, pero son situaciones comunes que se repiten y que van produciendo un nivel constante de desgaste y de tensión tan alta que afecta la salud física y psicológica de los trabajadores.
En el caso de los obreros en las fábricas, el nivel de desgaste es mayor ya que hay trabajo físico, además de contacto permanente con sustancias químicas, contaminantes, con exceso de polvo y otra gran cantidad de sustancias que normalmente hay en los centros fabriles.
Por otra parte, es bueno entender que los perfiles de desgaste están presentes en todos los centros de trabajo, y en todos los cargos y tipos de empleo, sólo que en unos casos son físicos, en otros casos son ambientales, en otros son psicológicos y hay casos donde se presentan todos los perfiles de desgaste en un sólo lugar de trabajo.
Ahora bien los trabajadores y trabajadoras pasan por este tipo de situaciones a diario, no por ser masoquistas, lo hacen para obtener el salario que reciben por su labor. Por su parte, los trabajadores pretenden en la medida de lo posible tratar de vivir de la mejor manera con el pago que reciben por sus funciones, pero la realidad es que en la mayoría de las ocasiones el dinero ganado sólo da para la subsistencia.
Con este ejemplo, espero haber dejado claramente explicado lo que es la relación salud-trabajo, en otra oportunidad haré una segunda parte de este post, ya que es un tema muy complejo y muy rico. Finalmente si les entereza profundizar en este tema y otros relacionados con la salud laboral, les recomiendo mi libro, al que pueden acceder a través de los siguientes enlaces:
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